Culiacán, Sin. – Los homicidios dolosos tienen una tendencia a la baja. La oración la repiten cual matra las y los funcionarios estatales. Desde el privilegio del oficialismo lo reiteran. Hasta en un 34 por ciento en el recién concluido febrero con respecto al mes de octubre, el cual tuvo el pico más alto en esta incidencia delictiva.

Las cifras reales pueden interpretarse de ese modo. También se pueden interpretar como un asesinato cada 4.5 horas en el estado. La mayoría de ellos en Culiacán, ciudad que ha acumulado más de 170 días de violencia ininterrumpida.

Hablan también de los desaparecidos. Disminuyen los casos, advierten. También en robo de vehículo. Tal vez sí es así, pero tal vez las denuncias han dejado de llegar. No son delitos perseguidos de oficio. Se requiere una denuncia y todo el procedimiento de por medio. Burocracia.

Y esta se va al traste con los otros datos, también de la Fiscalía. Los delitos de alto impacto llevan una (ligera) tendencia a la baja, sí. Los del fuero común, no. Esos sí se han incrementado casi todos. Por lo menos los más sensibles.

Por ejemplo, el robo en comercio. Durante los 31 días de enero último se reportaron 215 casos en Sinaloa, mientras que febrero y sus 28 días tuvo 283 denuncias. No se establece el municipio de origen, pero históricamente alrededor del 65-70 por ciento de la incidencia criminal es concentrada en Culiacán.

En robo a casa habitación hubo registro de 39 casos en enero y en febrero se incrementan a 47 y en violación 18 casos en el primer mes del año vistos incrementarse a 32 para el siguiente.

Si la medida aplicada por la autoridad es tomar como referencia a octubre, mes de mayor incidencia en delitos de alto impacto durante esta guerra del cartel, febrero ha significado el más inseguro en el fuero común o delitos de alta incidencia.

En ese mes se reportaron 35 violaciones, 44 robos en casa habitación y 240 robo en comercio. Todas cifras menores en un lapso de 31 días contra uno de 28.

La seguridad para nuestro estado se puede explicar de forma popular también. Es como el viejo dicho popular que aplican los aficionados al futbol. Si te tapas los pies, te destapas la cabeza; y si te tapas la cabeza, te vas a destapar los pies. De algún modo la ciudadanía siempre paga las consecuencias. Casi de forma invariable el pueblo queda descobijado.